En el Día Mundial del Refugiado, la comunidad mundial debe reconocer la necesidad urgente de aumentar la capacidad de los sistemas de asilo

La celebración del Día Mundial del Refugiado es una oportunidad para honrar y reconocer a quienes enfrentan riesgos y desafíos para salir de su país de origen o de residencia habitual para buscar protección en otro país. Alianza Americas reconoce la valentía y determinación de sus miembros, que son refugiados, quienes realizan importantes contribuciones a sus comunidades de acogida, y continúan trabajando por sus países de origen.

 

Las razones que obligan a las personas a huir han evolucionado, como lo han hecho las sociedades.  En algunas regiones y Estados se han hecho esfuerzos para adoptar definiciones ampliadas del concepto de refugiado, y para reconocer y crear otros estatutos de protección para quienes se ven obligados a buscar protección. Estos son desarrollos positivos que deben mantenerse y ampliarse, para que los refugiados encuentren condiciones de seguridad, para que puedan integrarse y reconstruir sus proyectos de vida. Así como las sociedades evolucionan, lo deben hacer también los estatutos de protección.

 

 Ante el aumento de las personas que piden asilo, observamos con preocupación que los sistemas de protección no aumentan su capacidad y servicios para resolver con prontitud y criterios de justicia el volumen de casos, garantizando los derechos al debido proceso, que incluye la interpretación en su idioma, la representación de un abogado, el acompañamiento psicológico, y la unidad familiar. Igualmente rechazamos enérgicamente la normalización de la privación de libertad durante los procesos de asilo. Quienes buscan asilo deben ser recibidos y tratados como lo que son, personas que buscan protección.  

 

También observamos con preocupación políticas y medidas para contener, disuadir y evitar que los refugiados puedan buscar protección internacional, incluyendo el cierre de fronteras (como el Título 42 en EE. UU.), la militarización de fronteras (ejemplo de ello es la Guardia Nacional en México), la detención de los solicitantes de asilo, y la imposibilidad de solicitar protección antes de ser expulsados o deportados a sus países de origen. Todas estas acciones son contrarias al consenso internacional alrededor de proteger a quienes no pueden regresar a su país de origen, la manifestación fundamental de solidaridad entre la humanidad.

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