12 de noviembre de 2020 — Las elecciones 2020 en EE. UU. han sido un proceso electoral excepcional, marcado por la pandemia y la crisis económica, que modificó las condiciones y formas en las que se llevaron a cabo los comicios. Se amplió la oferta y condiciones para el voto por correo en muchos estados y los plazos para el voto por anticipado. Antes del 3 de noviembre, más de 100 millones de votantes ya habían ejercido su derecho al voto. De esta forma, más que un día de elecciones, EE.UU. pasó a tener una temporada electoral, que aún no culmina.
A la fecha de publicación de este blog, algunos estados continúan sin terminar el conteo de los votos. Sin embargo, a partir del número de votos contados y de los votos sufragados, las elecciones presidenciales están resueltas: La fórmula demócrata, Joe Biden y Kamala Harris, han asegurado el número requerido de electores para constituirse como triunfadores. Las elecciones senatoriales, y algunos escaños en la Cámara de Representantes, siguen pendientes de resultados definitivos. En el caso de Georgia, debido a las reglas electorales en ese estado, la elección de sus dos senadores federales se definirá en una segunda vuelta a celebrarse el próximo 5 de enero. El resultado de esa elección determinará el control del senado federal para los próximos dos años. Algunos estados deben realizar segundos conteos dado el estrecho margen de diferencia de votos entre los candidatos, y en otros estados se están intentando, sin éxito, estrategias de litigio que cuestionan sin fundamentos y pruebas la integridad del proceso electoral. El presidente Trump se rehúsa a reconocer su derrota y el esfuerzo del partido republicano por teñir un manto de dudas sobre el proceso electoral están haciéndole daño a la democracia estadounidense. Históricamente, los márgenes de victoria electoral han sido muy reducidos, por lo que esta actitud es injustificada. Aun cuando cada estado certifica sus propios resultados, lo cierto es que aún falta el proceso formal de certificación de resultados, incluyendo el paso último de certificación por parte del colegio electoral, que debe culminar el próximo 14 de diciembre.
A una semana del día de las elecciones, aún faltan votos por contar, por lo que en algunos casos los resultados parciales no permiten proyectar un ganador en algunos distritos para la Cámara de Representantes, en algunos estados para las elecciones presidenciales y en otras elecciones locales. Este ha sido sin duda un largo y esperado proceso electoral, y la falta de un desenlace claro, que incluye el reconocimiento de los ganadores y perdedores por todos los partidos, justifican el nivel de expectación. Sin embargo, hay algunos resultados disponibles y encuestas que ofrecen elementos para el análisis de estas elecciones, y que consideramos importante presentar.
De acuerdo con el United States Election Project, la tasa de participación electoral en las elecciones del 2020 fue de 66.4%, lo cual representa un aumento significativo del 60.1% en relación a las elecciones del 2016, y del 58.6% en 2012. Este es un resultado muy positivo, que se refleja en la votación más alta en la historia del país. Es importante recordar que en EE.UU. las personas deben registrarse o empadronarse para votar. El empadronamiento termina siendo una barrera en la participación electoral que podría resolverse con un sistema de empadronamiento automático, como lo han hecho algunos estados en EE. UU. El empadronamiento automático no representa una restricción de las libertades individuales sino la supresión de un trámite que facilita el ejercicio del derecho al voto. En 2016, el 86.8% de las personas empadronadas para votar ejercieron ese derecho. La ampliación de las formas de votación puede ser parte de los factores que explican el aumento en la participación electoral, aunque también puede deberse a la pandemia y la crisis económica que han refrendado la importancia de los liderazgos políticos, y los esfuerzos desde diversos sectores y organizaciones para incentivar el voto.
En los próximos meses, con el beneficio de más datos disponibles, será posible entender mejor los factores que motivaron al electorado a votar, y sus preferencias electorales desagregadas por género, edad, raza o etnia, nivel educativo, nivel de ingresos, y lugar de residencia. Esta información es esencial para entender las preocupaciones y preferencias de los ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, hay datos disponibles basados en encuestas a boca de urna, que aportan datos que nos permiten, de manera preliminar, entender la conducta de las personas votantes.
El voto masculino favoreció al presidente Trump, mientras que las mujeres y personas de otras identidades de género votaron mayoritariamente por Biden. En términos de edad se observa que los votantes menores de 45 años prefirieron mayoritariamente al candidato demócrata, mientras que los mayores de 45 años tuvieron la preferencia contraria. Al analizar los resultados de la encuesta por grupo racial o étnico encontramos la siguiente distribución de los votantes: 74% blancos, 11% afroamericanos, 10% latinos, 2% asiáticos, menos del 1% nativos americanos, menos del 1% hawaianos e isleños del Pacífico, y 3% otro. Al analizar cada grupo individualmente, se destaca mayor apoyo al presidente Trump entre las personas que se identifican como blancas (55%), y por Joe Biden entre las personas asiáticas, latinas y afroamericanos, con el 70, 63 y 90% respectivamente.
En términos de nivel educativo, se observa mayor apoyo para el candidato demócrata entre quienes tienen título universitario, incluyendo títulos de postgrado (56 y 58% respectivamente), mientras que el candidato republicano consigue mayor apoyo entre quienes no terminaron la educación secundaria y quienes tienen menos de cuatro años de educación universitaria (52 y 50% respectivamente). Esto puede estar directamente relacionado con el mensaje y estilo de cada uno de los candidatos.
En términos de ingreso, se observa que el 38% de los votantes tienen ingresos inferiores a $50,000 y apoyaron mayoritariamente a Joe Biden en un 53%. Los votantes con ingresos entre $50,000 y $99,999 son el 36% de los electores y apoyaron mayoritariamente al presidente Trump. El 25% de los votantes tienen ingresos mayores a $100,000 y apoyaron a Biden en un 51%. Este contraste, que ubica al candidato republicano en el nivel de ingreso medio llama la atención y pareciera refrendar la importancia del electorado de ingresos anuales inferiores a $100,000. En cuanto a su lugar de residencia observamos que la mayoría de los votantes por el partido republicano habitan en zonas rurales y en ciudades pequeñas. A su vez, el apoyo por el candidato demócrata es mayoritariamente urbano y suburbano.
Estos resultados nos invitan a reflexionar y continuar indagando por investigaciones sobre los votantes que prefirieron a cada uno de los candidatos. Es necesario entender por qué cerca de 72 millones de votantes votaron por la reelección del presidente Trump, y 77 millones de ciudadanos eligieron a Joe Biden. Las expectativas y necesidades de una nación fueron depositadas en las urnas. Ahora corresponde al presidente electo responder a esos desafíos con la urgencia y fuerza que la situación demanda.