México apuesta a la cooperación con Centroamérica y a la militarización de su frontera sur para evitar amenazas de Trump

Los residentes de El Salvador y México se reunieron en Chiapas para suscribir el plan Sembrando Vida, el 20 de junio. Foto: Presidencia de la República de El Salvador.

 

25 de junio de 2018 México ha tomado un nuevo rumbo en su política migratoria con el fin de frenar la migración y cumplir los acuerdos con Estados Unidos. La semana pasada, dio inicio a la expansión del programa de reforestación y empleo “Sembrando Vida” a Centroamérica.  El miércoles 19 de junio, los presidentes de El Salvador y México se reunieron en Tapachula, Chiapas, para dar inicio a actividades enmarcadas en dicho plan, apoyado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). En total, el Gobierno Federal pretende invertir 100 millones de dólares en Centroamérica, y ha iniciado con la asignación de 30 millones para El Salvador, con lo que se busca la creación de 20,000 empleos en dicho país.

 

Para enfrentar la “crisis migratoria, México tiene la expectativa de obtener recursos de las agencias de cooperación y del sistema de Naciones Unidas y de esta forma financiar un programa de desarrollo integral de México y Centroamérica. La semana pasada, el subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes Zúñiga confirmó que el país pedirá al Banco Interamericano de Desarrollo un crédito por 20 millones de dólares. El crédito se utilizará para mejorar las condiciones de la infraestructura del control migratorio en el sureste del país. El gobierno justifica la solicitud del crédito ante el “imprevisto” aumento de los flujos migratorios. Sin embargo, esto último es cuestionable, porque la tendencia se observaba desde finales de 2018, cuando el “éxodo” centroamericano empezó a ser visible en la modalidad de “caravanas”.

 

Las próximas semanas serán trascendentales para observar el nivel de apoyo que obtenga este programa. La protección de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas también serán un elemento central para que el plan consiga el apoyo internacional esperado.

 

Si bien es importante la creación de fuentes de empleo en Centroamérica -que garanticen salarios dignos-, el “éxodo” no se detendrá si no se atienden las causas que obligan a las personas a abandonar sus lugares de origen. En El Salvador, un informe preliminar de la Procuraduría de Derechos Humanos señala que la gran mayoría de víctimas de desplazamiento forzado tienen como causa las amenazas de las pandillas. Además, según el informe de Tendencias Globales de la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR), publicado el pasado 19 de junio, El Salvador fue el principal país de origen de los solicitantes de asilo durante 2018 con 33,400 peticiones, y registró 71,500 desplazados forzados internos.

 

También es preocupante la inestabilidad política que vive Honduras, donde la situación puede generar desplazamientos forzados. En los últimos días, en varios lugares de Honduras se han registrado protestas que llaman a la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández. Hasta el 22 de junio se registraban tres fallecidos.

 

Agentes migratorios afectados con el plan de contención

Los efectos negativos del plan de contención de la migración en la frontera sur han afectado al propio Instituto Nacional de Migración (INM). Las malas condiciones laborales han generado cerca de 600 renuncias de agentes. Ante la crisis de personal en el INM, el Gobierno Federal ha sumando elementos de la Policía Federal y de la Guardia Nacional como agentes migratorios. Una de las grandes preocupaciones de esta acción es que ambas corporaciones están creadas para otros fines y no están preparadas en el tema migratorio y trato a los migrantes. Al carecer de protocolos de actuación y atención a la población es muy probable que las violaciones a los derechos de las personas migrantes se incrementen.

 

Siguen las muertes en la frontera

La semana pasada informamos sobre la muerte de una mujer salvadoreña como resultado de un operativo migratorio en Chiapas. Esta semana hemos conocido de más muertes, ahora en la frontera norte: el domingo 23 un joven padre y su hija bebé, de nacionalidad salvadoreña, fallecieron tras ser arrastrados por el río Grande, al intentar cruzar hacia EE. UU. Ese mismo día fueron encontrados los cadáveres de una mujer y tres niños en el sur de Texas, en una zona de cruce de migrantes. Estas tragedias son el resultado de priorizar un enfoque de contención, obligando a las personas a buscar cruzar en puntos donde su vida corre peligro.

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