Por otra parte, el programa “Migrant Protection Protocols” (MPP), bajo el cual los solicitantes de asilo que ingresan por la frontera sur de Estados Unidos deben esperar en México y sólo se les permite cruzar para las audiencias de asilo, está funcionando y ampliándose a varios puntos de la frontera. La puesta en práctica en Laredo, Texas, se está haciendo en carpas desde las cuales las personas participan de manera remota a través de video en una audiencia de asilo, ante un juez presente en una Corte de Inmigración en San Antonio. La mayoría de las personas solicitantes de asilo están teniendo que continuar el proceso sin abogado que las represente, y deben regresar a Nuevo Laredo, Tamaulipas, México, a esperar a la próxima audiencia de su caso.
Avanza el plan contención tropicalizado
A estas políticas de la administración Trump se suman a otras iniciativas que avanzan en México y Centroamérica. En El Salvador, el gobierno de Nayib Bukele hizo el lanzamiento oficial de la Patrulla Fronteriza que anunció hace unas semanas. Las “border patrol” tropicalizadas tendrán presencia en puertos, aeropuertos y puntos de cruce irregular de fronteras para verificar que las personas salvadoreñas tengan documentos para salir del país y que las personas extranjeras hayan ingresado de manera autorizada al país, de lo contrario serán expulsados. Con este lanzamiento el gobierno salvadoreño hace eco al plan de contención de la administración Trump. Esta decisión es lamentable, ya que -como se ha comprobado- este plan sólo ha llevado a tragedias humanas y el fomento de la lógica corrupta y criminal.
Por su parte, México continúa evaluando de forma positiva los resultados de su plan de control migratorio. La semana pasada, el canciller Marcelo Ebrard viajó a Washington D.C. para presentar a la administración Trump los resultados que se comprometió a implementar para evitar la imposición de aranceles a los productos mexicanos. En el encuentro, Ebrard insistió en que México no se convertirá en “tercer país seguro”. A pesar de los esfuerzos de presentar el encuentro como una discusión bilateral, es evidente que, con el revés de su política migratoria, México se ha convertido en un elemento esencial de la política de control migratorio de Trump. Es lamentable, porque mientras México expresa su preocupación por los derechos de sus nacionales en EE. UU. viola los derechos de las personas centroamericanas, caribeñas y de otros continentes que intentan transitar por territorio mexicano.
Ante los impactos de los acuerdos entre México y Estados Unidos, Michelle Bachelet, alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos Humanos ha reprobado el revés de la política migratoria en México, considerando que pone en un alto riesgo y vulnerabilidad a las personas migrantes y refugiadas. El gobierno mexicano ha minimizado las declaraciones de Bachelet argumentando que el país no estaba preparado para la recepción de miles de personas, especialmente niñas, niños y adolescentes y otros grupos vulnerables.
Acoso a la atención humanitaria en México
El plan de contención también está afectando a las casas de ayuda humanitaria. En lo que va de año se han registrado varios incidentes de seguridad contra albergues en distintos estados. Uno de los episodios más recientes es el allanamiento a las las oficinas del Albergue la Sagrada Familia, en Tlaxcala, el pasado 11 de septiembre. Las instalaciones fueron quemadas y sus bienes robados, denunció la institución. Ante estos hechos, distintas organizaciones emitieron un comunicado en el que exigen a los gobiernos federal y estatal el esclarecimiento de los hechos, el cese de los actos violentos, y garantías de protección a la población migrante y sus defensores. Desde Alianza Americas condenamos estos hechos y nos sumamos a las exigencias.
Plan de la CEPAL promete la diferencia
Mientras tanto, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó a los gobiernos de Guatemala y El Salvador el Plan de Desarrollo Integral de Centroamérica y México. El plan incluye esfuerzos de 16 agencias, fondos y programas de Naciones Unidas para crear las condiciones bajo las cuales la migración no sea la única alternativa, a través de crear sociedades más justas, igualitarias y sostenibles. El Plan dista de las políticas migratorias en curso y se enfoca en las condiciones que expulsan a las personas de sus países de origen. El plan señala los efectos dañinos de la desigualdad social, lo cual es un paso positivo. Ahora, que el plan sea implementado dependerá de la recepción y compromiso de Guatemala, Honduras, El Salvador y México, así como del apoyo de Naciones Unidas.